¨Cuando vea a un individuo angustiado me digo: ¿Qué quera este? Si no quisiera algo de lo que no depende de él, ¿Cómo iba a estar angustiado?¨
Epícteto (55 – 135 D.C.)
Nuestra sociedad actual parece estar obsesionada con la velocidad, la rapidez y la superficialidad, pareciera que la prisa interna es el común denominador de la gran mayoría de los individuos, en donde el excesivo número de actividades que realizamos en las diferentes áreas de la vida y los diversos roles (trabajo, pareja, familia, amistades, etc.) que desempeñamos nos dejan poco tiempo para la reflexión y la construcción del sentido.
El resultado de esta condición es el estrés, la ansiedad y la frustración ya que al estar tan volcados hacia el mundo exterior, depositamos todo nuestra esperanza de felicidad en él y cuando estas no se cumplen sufrimos y nos enojamos. Si vivimos la vida a gran velocidad y rapidez perdemos profundidad pero si disminuimos la velocidad e incrementamos la reflexión y consciencia aumentaremos la intensidad de nuestra vida. Es justamente para lograr tener una vida más lúcida donde podemos recurrir a las ideas de Epícteto, el cual fue un filósofo griego, de la escuela estoica, que vivió parte de su vida como esclavo en Roma hasta que se fue al norte de Grecia a establecer su propia escuela de filosofía a la que acudieron muchos grandes pensadores de la época a aprender de él.
Epícteto basa su filosofía en la idea de que no se puede ser libre si deseamos y anhelamos algo que no depende de nosotros, es decir si depositamos nuestra felicidad en lo exterior, como puede ser una pareja, una familia, el trabajo, el reconocimiento, el dinero, etc. siempre seremos esclavos y nunca seremos libres ya que estos ingredientes no están al cien por ciento en nuestro control, es cierto que podemos influir en los eventos exteriores pero nunca podemos controlarlos realmente.
Nuestra sociedad nos condiciona con las ideas de que hay que buscar la fama, el poder, el reconocimiento, el dinero, el sexo para poder ser felices sin embargo es evidente que hay individuos que cuentan con estos objetos de deseo y aun así no son felices, lo cual debería de demostrar que esos elementos por si mismos no son la fuente de la felicidad. Epícteto nos invita a buscar vivir una vida con serenidad, libre de temor y ansiedad y el camino para llegar a ese fin es a través del cultivo de la sabiduría y el desarrollo de nuestra mente y no de la manipulación del mundo exterior.
Epíteto llega a la comprensión de que el ser humano no sufre por lo que le pasa en la realidad sino por las interpretaciones que hace sobre los eventos, ¨Los hombres se ven perturbados no por las cosas sino por las opiniones sobre las cosas¨ y esto según él es la tarea del filósofo, la de educar y ayudar a otros a ser conscientes que los seres humanos tenemos la capacidad de transformar nuestras percepciones y llegar a comprender mejor los eventos a la luz de la razón y esto es lo que nos puede liberar del sufrimiento.
¨Cuando veas a alguien sufriendo o llorando porque ha perdido algo o porque su hijo está ausente, ten cuidado de que no te atrape su propia interpretación de que está en entre males y ten conciencia de que los que le atribula no es sino la opinión que tiene sobre lo que le sucede¨
La filosofía de Epícteto es tan pertinente en nuestros tiempos actuales ya que nos regresa la responsabilidad a nosotros mismos de hacernos cargo de nuestra propia felicidad y nos enseña que el camino para la serenidad radica en aprender a transformar a nuestra propia mente, ya que no siempre podemos cambiar el mundo exterior pero siempre podemos transformar la manera como lo vemos y lo interpretamos.
El verdadero entrenamiento del filósofo según Epícteto radica en fortalecer nuestra mente a través de las experiencias de la vida y en aprender de la adversidad. ¨Las circunstancias difíciles son las que muestran a los hombres, por lo tanto cuando te enfrentes ante una dificultad, recuerda que la divinidad es como un maestro de gimnasio que te ha entrenado duro contra un contrincante¨.
Cuando algún inconveniente te ocurra en la vida Epícteto te recomienda pensar: ¨Nunca digas ¡Infortunado de mí! que me ha ocurrido esto, di ¡Afortunado de mí! Que habiéndome ocurrido esto me mantengo inquebrantable por el presente y sin temor por el futuro¨.
Las ideas de Epícteto son un recordatorio de que los seres humanos tenemos un enorme potencial para vivir en paz y en libertad si aprendemos a desarrollar nuestra mente y buscamos vivir una vida con virtud.
El secreto de la serenidad según Epícteto es el siguiente: ¨No pretendas que los acontecimientos sucedan como quieres, sino quiere los sucesos como acontecen y vivirás sereno.¨ La paz radica en aprender a aceptar la vida tal cual es y en dominar a nuestra mente y ser dueños de nuestras propias interpretaciones. Al comprender esto podemos a llegar a bastarnos a nosotros mismos y ser nuestra propia fuente de felicidad y desde ahí podremos ser de mayor beneficio para los demás.
Te recomiendo leer el libro ¨Manual de vida¨ de Epícteto para profundizar en las ideas de este gran sabio que aún hoy nos arroja luz con sus conocimientos.
Vive intensamente
Alejandro Valdés
Especialista en transformación humana