diciembre 2, 2024

Más vale tener un buen negocio mal manejado que un mal negocio bien manejado.

Ser dueño de un negocio no solo significa dirigir; implica asumir una responsabilidad absoluta sobre lo que sucede en tu empresa. Independientemente de las circunstancias externas, el líder es quien decide qué hacer con los desafíos que enfrenta: si es momento de apretar el paso o cambiar el rumbo, de adaptarse al presente o construir el futuro.

El verdadero reto está en tener la capacidad de identificar cuándo las cosas no están funcionando o admitir cuando no se entiende una situación. Un líder que pierde perspectiva, ya sea por arrogancia o negación, termina afectando negativamente a su organización. En este sentido, la introspección y el aprendizaje constante son herramientas esenciales para evitar que los problemas de liderazgo se conviertan en obstáculos insuperables para el negocio.

¿Cómo clasificar un negocio?

Las dos variables clave: el negocio y el conductor
Para analizar un negocio, podemos simplificar el proceso considerando dos variables principales: qué tan bueno es el negocio en sí mismo y qué tan bueno es quien lo dirige, el "conductor" o "jinete". Estas variables generan cuatro combinaciones que nos permiten clasificar cualquier empresa:

1.BUENOS NEGOCIOS BIEN MANEJADOS
Esta es la combinación ideal: un modelo de negocio sólido, rentable y con un mercado atractivo, gestionado por un líder competente, estratégico y proactivo.

  • Características: Crecimiento sostenible gracias a una buena estrategia y un modelo de negocio sólido, decisiones bien informadas y capacidad de adaptarse a los cambios.
  • Ejemplo: Una empresa tecnológica con un modelo de suscripción escalable y un CEO con visión clara y habilidades de ejecución.
  • Resultado: Generación de riqueza, continuidad del negocio y oportunidades de expansión.

2.BUENOS NEGOCIOS MAL MANEJADOS
Un negocio con un modelo rentable y estable, pero que sufre por mala gestión, falta de liderazgo o decisiones erróneas. Esto significa que la naturaleza del negocio en sí, su modelo, producto o servicio, es tan sólido que puede soportar un período de gestión deficiente sin colapsar. Es como un barco robusto que puede navegar incluso con un capitán inexperto al mando.

  • Características: Desperdicio de recursos, oportunidades perdidas y problemas internos que no deberían existir.
  • Ejemplo: Una franquicia popular gestionada sin control sobre los costos o sin estrategia de crecimiento.
  • Resultado: Sobrevive, pero corre riesgos de deteriorarse en el futuro si no se corrige el rumbo.

3.MALOS NEGOCIOS BIEN MANEJADOS
En este caso, el modelo de negocio tiene problemas estructurales, como baja rentabilidad, un mercado limitado o poca diferenciación. Sin embargo, el líder logra sacar el máximo provecho con su gestión eficiente, a veces "haciendo milagros".

  • Características: Altas exigencias para mantener a flote la operación, dependencia de un liderazgo fuerte y dificultad para crecer. Es un negocio difícil, complejo y poco rentable.
  • Ejemplo: Una tienda minorista en un sector saturado que opera con márgenes mínimos, pero bien gestionada para mantenerse relevante.
  • Resultado: Supervivencia limitada; sin cambios estructurales, es difícil aspirar al éxito.

4.MALOS NEGOCIOS MAL MANEJADOS
La peor combinación: un modelo de negocio defectuoso con un liderazgo ineficiente o ausente. Estos negocios enfrentan desafíos constantes y rara vez prosperan.

  • Características: Pérdidas continuas, problemas de liquidez y poca esperanza de mejora.
  • Ejemplo: Una empresa en un sector en declive, liderada por alguien sin habilidades estratégicas ni experiencia relevante.
  • Resultado: Probable fracaso.

    Diseña un negocio que potencie tu vida

    Como dueño de negocio, la meta no debería ser solo sobrevivir, sino prosperar con un modelo que sea sostenible, rentable y disfrutable. Para lograrlo, evita quedarte atrapado en negocios que se conviertan en una carga constante. La diferencia entre un negocio que potencia tu vida y uno que la drena está en tres aspectos fundamentales: simplicidad, rentabilidad y disfrute.

    Negocios para el éxito (SER):

    • Simples y fáciles de gestionar: Evita complicaciones innecesarias.
    • Económicamente rentables: Asegúrate de generar riqueza, no solo ingresos.
    • Realmente divertidos: Crea un ambiente que disfrutes liderar.

    Estos negocios no solo te brindan libertad financiera, sino también emocional y creativa.

    Negocios para evitar (DEM):

    • Difíciles y complejos: Sistemas caóticos y gestión desgastante.
    • Empobrecedores: No generan utilidades sostenibles.
    • Molestos y aburridos: Carecen de propósito y disfrute personal.

    Tu elección define tu futuro: Diseña un negocio que no solo funcione, sino que te inspire a crecer. Si no estás seguro de cómo simplificar, optimizar o disfrutar más tu proyecto, es momento de replantearlo.

    Recuerda, un negocio exitoso no es solo un medio de subsistencia, es un vehículo para construir la vida que deseas.

    ¿Estás listo para crear el negocio de tus sueños? ¡Da el primer paso hacia un modelo SER y deja atrás los obstáculos DEM!

    ¡Por tu libertad empresarial!
    Alejandro Valdés
    Especialista en profesionalización de negocios

    Alejandro.valdes@innovarte.mx

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