Los emprendimientos más disruptivos hoy se han convertido en un ícono y modelo a seguir para más emprendimientos. Son una referencia para nuevos modelos de negocio y por ejemplo, es común escuchar ideas como “el uber de la limpieza de coches” para referirse a una plataforma que brinda servicio de limpieza de coche entre particulares; o “el airbnb de…”; que tal “el facebook de ...” y así un sin fin de referencias para describir estas grandes ideas de emprendimiento.
Además de haberse convertido en marcas líderes, de inspiración y referencia, han sido blanco de generar competencia directa e indirecta; global y local; grande y pequeña. Así es que para nosotros los consumidores, tenemos multitud de opciones sobre las cuales elegir dependiendo nuestros gustos y preferencias, pero ¿qué significa esto para los emprendedores?
Quizá la implicación más importante es la comoditización y no sólo de los productos sino también de industrias completas, lo cual quiere decir que estamos entrando en la era de la comoditización.
¿Qué significa esto? En palabras del famoso autor Thomas Friedman:
“Un commodity es cualquier bien o servicio que puede ser producido por cualquier cantidad de empresas y que la única característica distintiva entre estas empresas es quién puede hacerlo de la manera más económica. Significa que tus márgenes de ganancia se reducirán y tendrás docenas de competidores y todo lo que puedes hacer es que sea más barato y vender más que tu competencia o morir”.
Cuando hablamos de commodities, pensamos en productos o servicios con un bajo nivel de diferenciación o especialización los precios siempre bajan, los costos suben y las ganancias se hacen menores por lo que los emprendedores deben de trabajar más tiempo y más intensamente mientras que las recompensas son menores.
Esto es la trampa de la comoditización que se ve así:
Seguramente ya habías escuchado de este concepto al referirse a productos como granos, metales, carne e incluso algunos productos financieros como los bonos. Sin embargo, en los últimos años, este concepto se ha extendido más allá de productos y ha llegado hasta las industrias más disruptivas.
Un ejemplo muy común es Netflix, constituida en 1997 por Marc Randolph y Reed Hastings que se ha posicionado como la número uno en streaming de contenido e incluso por encima de los medios tradicionales como la televisión. Si puedes recordar, hace algunos años se trataba de una plataforma única sin ningún precedente tan innovador y disruptivo que la hizo tener en 10 años, más de 10 millones de suscriptores y según últimos reportes en enero del 2018 supera los 117 millones de suscriptores alrededor del mundo. Sin embargo, hoy no es la única.
Tras la innovadora solución de Netflix hemos visto un sin fin de competidores que han nacido a raíz de su éxito; así es que podemos contar plataformas muy similares como Claro Video, Blim, Dish Network y algunas otras muy prometedoras como el propio Fox Play. De esto se trata la comoditización de las industrias.
Sucede que ante productos tan innovadores que se proliferan de manera abrupta en el mercado, es común que otras marcas y empresas conciban productos o servicios similares en donde eventualmente, la única diferenciación pareciera ser el precio.
Este fenómeno ha ido ocurriendo cada vez más en diferentes industrias, desde las propias marcas de refrescos (como la incesante guerra entre CocaCola y PepsiCola) hasta la industria de la música, la tecnología sobre todo de ordenadores, tabletas, celulares, etc.
Como emprendedores seguramente hemos podido estar en ambos lados de la moneda, es decir inspirándonos en estos modelos innovadores, o evitando a toda costa las copias de nuestra competencia. Y he aquí la gran pregunta que todo emprendedores se hace: “¿qué hacer?, ¿cómo proteger mi modelo de negocio de las copias?, ¿cómo frenar a la competencia?”
Lo primero que te invito a hacer, es identificar si tu industria se encuentra en la comoditización y esto es sencillo saberlo si nos percatamos que estamos en una guerra de precios con nuestros competidores. En donde por supuesto, los precios cada vez son más bajos y tus ganancias son mínimas.
Si es el caso de tu industria, te invito a regresar a un principio básico y fundamental para el emprendedor: LA INNOVACIÓN.
La llave para darle paso a la creatividad y por supuesto la creación de nuevos productos y servicios que vuelvan a darte una ventaja sobre tu competencia. Se trata de un sentido de urgencia que nos mantiene siempre alertas y observadores del entorno que nos orienta hacia donde movernos.
La respuesta es corta sin embargo, directa y contundente. Si te has percatado que el valor dentro de tu industria ha decrecido, es momento de recurrir al elemento más valioso: TÚ CON CON TU CAPACIDAD INNOVADORA. La misma que te hizo aventurarte en tu emprendimiento y que vió una oportunidad en el mercado. Esa mismo ADN creativo que está en búsqueda de nuevas soluciones y propuestas que vuelven a ser disruptivas y que llaman la atención del entorno.
No hay que olvidar que la innovación es un proceso constante y permanente dentro de las empresas. Encuentra el eslabón y comienza a trabajar en él.
Laura Cortés